Del montaje, porque al mundo, como al Amor, le quedan todavía muchos eones.
Ya puedo darlo por prácticamente finalizado, aunque todavía quiero reeditar un par de clips hechos a partir de una imagen que está ligeramente pixelada y voy a sustituir por otras dos que he tenido que comprar por internet, y a un precio no barato precisamente. Merece la pena, porque sería una pena estropear un trabajo de meses -que incluye un largo viaje por Europa, con sus consiguientes gastos- por culpa de una imagen discordante con el resto.
Creo que me llegarán en un par de semanas, como muy tarde, y para entonces puede que ya empiece a subir los cortes a Youtube. Puede, porque ahora estoy viendo la edición casi definitiva en mi televisor, tras haberla editado en DVD, y veo que hay que modificar cosas. Además, tengo que ir probando con una edición en formato AVCHD (1920 píxeles) y Blu-Ray.
sábado, 4 de diciembre de 2010
viernes, 3 de diciembre de 2010
LOS SÍNTOMAS DEL AMOR
Si te miro un punto, mi voz no me obedece, mi lengua queda rota, un suave fuego corre bajo mi piel, nada veo con mis ojos, me zumban los oídos, brota de mí el sudor, un temblor se apodera de mí toda, pálida cual la hierba me quedo y a punto de morir me veo a mí misma.
ὠς γὰρ ἔς σ' ἴδω βρόχε' ὤς με φώνας
οὔδεν ἔτ' εἴκει,
ἀλλὰ κὰμ μὲν γλῶσσα +ἔαγε, λέπτον
δ' αὔτικα χρῶι πῦρ ὐπαδεδρόμακεν,
ὀππάτεσσι δ' οὐδ' ἒν ὄρημμ', ἐπιρρόμ-
βεισι δ' ἄκουαι,
ἀ δὲ μ’ ἴδρως κακχέεται, τρόμος δὲ
παῖσαν ἄγρει, χλωροτέρα δὲ ποίας
ἔμμι, τεθνάκην δ' ὀλίγω 'πιδεύης
φαίνομ',
Safo de Lesbos 5.31 (31LP/2D)
οὔδεν ἔτ' εἴκει,
ἀλλὰ κὰμ μὲν γλῶσσα +ἔαγε, λέπτον
δ' αὔτικα χρῶι πῦρ ὐπαδεδρόμακεν,
ὀππάτεσσι δ' οὐδ' ἒν ὄρημμ', ἐπιρρόμ-
βεισι δ' ἄκουαι,
ἀ δὲ μ’ ἴδρως κακχέεται, τρόμος δὲ
παῖσαν ἄγρει, χλωροτέρα δὲ ποίας
ἔμμι, τεθνάκην δ' ὀλίγω 'πιδεύης
φαίνομ',
Safo de Lesbos 5.31 (31LP/2D)
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martes, 30 de noviembre de 2010
ACTUALIZACIÓN
Cuando ya estaba acabando la segunda ronda de edición de efectos en los clips de vídeo y los títulos, me veo obligado a hacer una tercera, creo que la definitiva, con el fin de aprovechar una de las prestaciones del Pinnacle Studio 14 que he descubierto durante el trabajo de retoques. Es sorprendente: como si extrajera píxeles de donde no los hay, mejora la calidad de una imagen pequeña, haciendo posible que con el zoom ocupe toda la pantalla de formato 16:9 sin pixelarse ni perder resolución. Un ejemplo. Esta imagen tiene 479 píxeles de ancho x 696 de alto:
Aumentada con Paint, por ejemplo, hasta 1.437 x 2.088 píxeles, su aspecto empeora así:
En cambio, una vez aplicado y procesado en el Pinnacle un zoom de valor 68, la imagen presenta el siguiente aspecto en el reproductor (idéntico al que se verá en el DVD), es decir, el mismo que en su tamaño original:
Maravillas de la tecnología.
Aumentada con Paint, por ejemplo, hasta 1.437 x 2.088 píxeles, su aspecto empeora así:
En cambio, una vez aplicado y procesado en el Pinnacle un zoom de valor 68, la imagen presenta el siguiente aspecto en el reproductor (idéntico al que se verá en el DVD), es decir, el mismo que en su tamaño original:
Maravillas de la tecnología.
sábado, 27 de noviembre de 2010
AMOR INCONCLUSO
Refiriéndose al Roman de la Rose, de Guillaume de Lorris y Jean de Meun:
"El arte de amar no radica tanto en los mandamientos enunciados por el dios de amor cuanto en el carácter inconcluso de la conquista; el amor debe permanecer insatisfecho."
"El arte de amar no radica tanto en los mandamientos enunciados por el dios de amor cuanto en el carácter inconcluso de la conquista; el amor debe permanecer insatisfecho."
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jueves, 25 de noviembre de 2010
CAPTURAS DE PANTALLA
Subo varias capturas de pantalla en las que se ven las distintas fases del proyecto. Ésta pertenece al tramo inicial, con el título y los primeros 55 segundos, aunque lo más probable es que al final no quede exactamente así, ya que quiero sustituir el clip del título inicial por un menú con los enlaces a los nueve capítulos, para agilizar el manejo del DVD una vez editado:
Esta captura muestra el minuto 34, que aún no tiene añadidas las transiciones (en la parte izquierda se ven algunas):
A ésta, del minuto 45, le faltan los efectos de vídeo (hasta ahora sólo he utlizado el zoom, pero cuando termine esta ronda, probaré con otros más sofisticados, que quiero reservar para el tramo final):
Y ésta pertenece al final, donde se acumulan muchos clips de vídeo (sin clips de títulos) que recapitulan el contenido de los minutos precedentes. La edición definitiva de este minuto final me llevará todo este fin de semana, ya que quiero sincronizar los clips con la música, que en este tramo tiene varios cambios de ritmo, a diferencia de lo que ocurre en las pistas de audio anteriores:
Esta captura muestra el minuto 34, que aún no tiene añadidas las transiciones (en la parte izquierda se ven algunas):
A ésta, del minuto 45, le faltan los efectos de vídeo (hasta ahora sólo he utlizado el zoom, pero cuando termine esta ronda, probaré con otros más sofisticados, que quiero reservar para el tramo final):
Y ésta pertenece al final, donde se acumulan muchos clips de vídeo (sin clips de títulos) que recapitulan el contenido de los minutos precedentes. La edición definitiva de este minuto final me llevará todo este fin de semana, ya que quiero sincronizar los clips con la música, que en este tramo tiene varios cambios de ritmo, a diferencia de lo que ocurre en las pistas de audio anteriores:
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LA MILICIA DEL AMOR EN PROPERCIO
3.5:
Bastantes duros combates sostengo yo con mi dueña.
sat mihi cum domina proelia dura mea.
3.8:
¡Lánzate a mis cabellos y márcame la cara con hermosas uñas, deja al desnudo mi pecho rasgándome la ropa! Sin duda tengo a la vista señales de verdadero fuego.
tu vero nostros audax invade capillos
et mea formosis unguibus ora nota,
fac mea rescisso pectora nuda sinu!
nimirum veri dantur mihi signa caloris.
et mea formosis unguibus ora nota,
fac mea rescisso pectora nuda sinu!
nimirum veri dantur mihi signa caloris.
O contigo o por ti, armas tendré yo siempre con rivales: en ti ninguna paz me agrada.
aut tecum aut pro te mihi cum rivalibus arma
semper erunt: in te pax mihi nulla placet.
aut tecum aut pro te mihi cum rivalibus arma
semper erunt: in te pax mihi nulla placet.
miércoles, 24 de noviembre de 2010
ESPERANZA INGENUA
Amor cruel, ¡ojalá pueda ver rotas las flechas, tus armas, y apagadas las antorchas, si es posible! Tú atormentas a un desdichado, tú me obligas a lanzar imprecaciones contra mí mismo y a blasfemar alocadamente. Ya habría acabado con mis desgracias suicidándome, pero Esperanza ingenua alienta mi vida y siempre dice que será mejor el mañana.
acer Amor, fractas utinam tua tela sagittas,
si licet, extinctas aspiciamque faces!
tu miserum torques, tu me mihi dira precari
cogis et insana mente nefanda loqui.
iam mala finissem leto, sed credula uitam
Spes fouet et fore cras semper ait melius.
si licet, extinctas aspiciamque faces!
tu miserum torques, tu me mihi dira precari
cogis et insana mente nefanda loqui.
iam mala finissem leto, sed credula uitam
Spes fouet et fore cras semper ait melius.
Tibulo, Elegías 2.6
El motivo de la antorcha apagada está relacionado con el de Eros dormido: en la primera de estas circunstancias es posible librarse de uno de los tormentos del Amor, en la segunda escapar del Amor mismo. Dos fotografías que tomé durante el viaje, en el Palazzo Massimo de Roma y en el Museo del Ágora, en Atenas:
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martes, 23 de noviembre de 2010
CAUTIVAR
Una de las palabras que empleamos en relación con el amor es cautivar. ¿Es sólo una metáfora?
"La esclavitud en el pensamiento griego proporciona una potente imagen de sometimiento a la parte inferior, bestial e irracional de la identidad humana, puesto que los esclavos eran a menudo bárbaros considerados sexualmente más indulgentes y apasionados, y por ello “naturalmente” aptos para ser dominados por los superiores griegos. […]
Como metáfora, pues, la esclavitud sugiere no sólo sometimiento a la voluntad de otro sino además la pérdida de humanidad, el descenso al mundo natural de las bestias irracionales."
Que me ame la joven que recientemente me ha cautivado.
quae me nuper praedata puella est,
... amet
... amet
Aquí tienes a alguien que será tu esclavo durante largos años;
aquí tienes a alguien que sabrá amar con fe sincera.
Accipe, per longos tibi qui deserviat annos;
accipe, qui pura norit amare fide!
Ovidio, Amores 1.3
Si hay alguien que piense que ser esclavo de una mujer es cosa vergonzosa,
yo quedaré ante su juicio convicto de tal vergüenza.
Siquis erit, qui turpe putet servire puellae,
illo convincar iudice turpis ego!
Siquis erit, qui turpe putet servire puellae,
illo convincar iudice turpis ego!
"La esclavitud en el pensamiento griego proporciona una potente imagen de sometimiento a la parte inferior, bestial e irracional de la identidad humana, puesto que los esclavos eran a menudo bárbaros considerados sexualmente más indulgentes y apasionados, y por ello “naturalmente” aptos para ser dominados por los superiores griegos. […]
Como metáfora, pues, la esclavitud sugiere no sólo sometimiento a la voluntad de otro sino además la pérdida de humanidad, el descenso al mundo natural de las bestias irracionales."
lunes, 22 de noviembre de 2010
AMOR Y AMOR
El tema del amor es apasionante, entre otras razones, porque ni siquiera para definirlo nos ponemos de acuerdo. Me había dado cuenta de esto hacía tiempo, pero lo he visto especialmente claro al realizar este montaje, y sobre todo al intercambiar impresiones y opiniones con distintas personas. Nuestras conversaciones eran en cierto modo diálogos de sordos, ya que mientras yo hablaba del amor como atracción y deseo de unión sexual, esas personas se referían a convivencia dentro de la pareja, cariño y demás sentimientos nobilísimos. Yo llamaba amor a la atracción de Megila por Leena, mientras que mi interlocutora me interrumpía para corregir: "Pero eso no es amor"; yo me lamentaba por no haber podido incluir en mi montaje uno de los aspectos del amor, el de la búsqueda insaciable de una nueva pasión, y otra de mis interlocutoras replicaba con una mezcla de incomprensión e indignación: "Pero eso no es amor, es hedonismo."
Con uno de mis colegas (el que me pasó el libro de Denis de Rougemont) hablaba de esta confusión, o mejor dicho, de esta divergencia, y él me explicaba que al llamar amor a la convivencia matrimonial, por ejemplo, se estaba intentando cuadrar un círculo, dado que el amor poco o nada tiene que ver con la rutina de una pareja.
Todo este galimatías conceptual parte de un hecho antiguo, como de costumbre, un hecho cultural y lingüístico. Los griegos llamaban ἔρως al amor pasional o de pareja, a la atracción sexual, mientras que para el amor entre amigos reservaban la raíz de φιλία y para el amor cristiano el término ἀγάπη.
He aquí una definición de amor-ἔρως:
Al apetito que, sin control de lo racional, domina ese estado de ánimo que tiende hacia lo recto, y es impulsado ciegamente hacia el goce de la belleza y… es arrastrado hacia el esplendor de los cuerpos, y llega a conseguir la victoria en este empeño, tomando el nombre de esa fuerza que le impulsa, se llama Amor.
ἡ γὰρ ἄνευ λόγου δόξης ἐπὶ τὸ ὀρθὸν ὁρμώσης κρατήσασα ἐπιθυμία πρὸς ἡδονὴν ἀχθεῖσα κάλλους, καὶ... ἐπὶ σωμάτων κάλλος ἐρρωμένως ῥωσθεῖσα νικήσασα ἀγωγῇ, ἀπ᾽ αὐτῆς τῆς ῥώμης ἐπωνυμίαν λαβοῦσα, ἔρως ἐκλήθη.
El verbo correspondiente es ἐράω "amar", "estar enamorado". Para amar en sentido fraternal o cristiano se usaban ἀγαπάω y φιλέω, como se aprecia muy bien en Juan 21:16-17
Y volvió a decirle por segunda vez: "Simón, hijo de Juan, ¿me amas?" Pedro le dijo: "Sí, Señor, tú sabes que te quiero." Le dijo por tercera vez: "Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?"
λέγει αὐτῷ πάλιν δεύτερον Σίμων Ἰωνᾶ, ἀγαπᾷς με; λέγει αὐτῷ Ναὶ Κύριε, σὺ οἶδας ὅτι φιλῶ σε. λέγει αὐτῷ τρίτον Σίμων Ἰωνᾶ, φιλεῖς με;
En cambio, los romanos empleaban en todos estos casos el sustantivo amor y el verbo amare. Amas a alguien simplemente si te cae bien, como vemos en Cicerón, Cartas a Ático 9.18.1 (después de entrevistarse con Julio César):
Y lo amas si deseas unirte sexualmente a él, como Ovidio, Amores 3.11b:
Las lenguas modernas de Occidente han heredado de la cultura latina antigua y medieval esta anfibología: amar, amare, aimer, love, lieben... Y ya no podemos librarnos de los diálogos de sordos, como no podemos librarnos del Amor.
Hay un libro sobre este tema: Edith Fischer, Amor und Eros: eine Untersuchung des Wortfeldes "Liebe" im Lateinischen und Griechischen, 1973 ("Amor y Eros: un análisis del campo semántico del amor en latín y griego").
Con uno de mis colegas (el que me pasó el libro de Denis de Rougemont) hablaba de esta confusión, o mejor dicho, de esta divergencia, y él me explicaba que al llamar amor a la convivencia matrimonial, por ejemplo, se estaba intentando cuadrar un círculo, dado que el amor poco o nada tiene que ver con la rutina de una pareja.
Todo este galimatías conceptual parte de un hecho antiguo, como de costumbre, un hecho cultural y lingüístico. Los griegos llamaban ἔρως al amor pasional o de pareja, a la atracción sexual, mientras que para el amor entre amigos reservaban la raíz de φιλία y para el amor cristiano el término ἀγάπη.
He aquí una definición de amor-ἔρως:
Al apetito que, sin control de lo racional, domina ese estado de ánimo que tiende hacia lo recto, y es impulsado ciegamente hacia el goce de la belleza y… es arrastrado hacia el esplendor de los cuerpos, y llega a conseguir la victoria en este empeño, tomando el nombre de esa fuerza que le impulsa, se llama Amor.
ἡ γὰρ ἄνευ λόγου δόξης ἐπὶ τὸ ὀρθὸν ὁρμώσης κρατήσασα ἐπιθυμία πρὸς ἡδονὴν ἀχθεῖσα κάλλους, καὶ... ἐπὶ σωμάτων κάλλος ἐρρωμένως ῥωσθεῖσα νικήσασα ἀγωγῇ, ἀπ᾽ αὐτῆς τῆς ῥώμης ἐπωνυμίαν λαβοῦσα, ἔρως ἐκλήθη.
El verbo correspondiente es ἐράω "amar", "estar enamorado". Para amar en sentido fraternal o cristiano se usaban ἀγαπάω y φιλέω, como se aprecia muy bien en Juan 21:16-17
Y volvió a decirle por segunda vez: "Simón, hijo de Juan, ¿me amas?" Pedro le dijo: "Sí, Señor, tú sabes que te quiero." Le dijo por tercera vez: "Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?"
λέγει αὐτῷ πάλιν δεύτερον Σίμων Ἰωνᾶ, ἀγαπᾷς με; λέγει αὐτῷ Ναὶ Κύριε, σὺ οἶδας ὅτι φιλῶ σε. λέγει αὐτῷ τρίτον Σίμων Ἰωνᾶ, φιλεῖς με;
En cambio, los romanos empleaban en todos estos casos el sustantivo amor y el verbo amare. Amas a alguien simplemente si te cae bien, como vemos en Cicerón, Cartas a Ático 9.18.1 (después de entrevistarse con Julio César):
Creo, pues, que no le agrado
Credo igitur hunc me non amare
Y lo amas si deseas unirte sexualmente a él, como Ovidio, Amores 3.11b:
Las lenguas modernas de Occidente han heredado de la cultura latina antigua y medieval esta anfibología: amar, amare, aimer, love, lieben... Y ya no podemos librarnos de los diálogos de sordos, como no podemos librarnos del Amor.
Hay un libro sobre este tema: Edith Fischer, Amor und Eros: eine Untersuchung des Wortfeldes "Liebe" im Lateinischen und Griechischen, 1973 ("Amor y Eros: un análisis del campo semántico del amor en latín y griego").
TODAS ME GUSTAN
No es un determinado tipo de belleza el que provoca mi amor. Son cien los motivos para que yo siempre esté enamorado. Si hay alguna que baja hacia sí sus vergonzosos ojos, me abraso por ella y ese su pudor es para mi una asechanza; si hay alguna que sea atrevida, me veo cautivado por ella, porque no es pueblerina y promete ser inquieta en el blando colchón; si alguna me ha parecido desabrida, émula de las severas sabinas, pienso que me quiere pero que en el fondo lo disimula; si eres culta, me agradas por poseer tan insólitas cualidades; si eres ruda, me resultas placentera por tu sencillez. Hay una que dice que, al lado de los míos, los versos de Calímaco son rústicos: a la que le gusto, al momento ella también me gusta a mí; hay también una que me censura como poeta y que critica mis versos: quisiera tener debajo de mí muslo a la que me critica. Es sensual en sus andares: me cautiva su movimiento; otra es altiva: pero podría ablandarse al contacto con un hombre. A ésta, porque canta dulcemente y modula con facilidad su voz, quisiera darle besos furtivos mientras está cantando. Esta pulsa con su hábil pulgar las quejumbrosas cuerdas: ¿quién puede dejar de amar manos tan sabias? Esa me place por sus ademanes, mueve los brazos con ritmo y dobla su cadera delicada de modo sensual. Para callar sobre mí, que por cualquier motivo me veo seducido, pon al lado de ésa a Hipólito y se convertirá en Priapo. Tú como eres tan alta, te pareces a las antiguas heroínas y puedes abarcar el lecho entero cuando yazcas sobre él. Esta es manejable por lo pequeña que es; ambas me destrozan: se avienen con mi deseo tanto la alta como la baja. Si no se arregla, me imagino cuánto podría aumentar sus encantos si se arreglara. Va adornada: entonces es que exhibe sus propias cualidades. Me cautivará una muchacha de pálida tez, me cautivará una rubia. También en la tez morena hay un atractivo seductor. Si unos cabellos oscuros cuelgan sobre un cuello de color nieve, Leda fue digna de admiración por su cabellera negra. Si son rubios, también la Aurora estaba atractiva con sus cabellos azafranados. A todas las leyendas se adapta mi amor. La edad juvenil me atrae y me seduce la edad más madura: una destaca por su hermosura exterior, la otra por su modo de ser. En resumen, mi amor está al acecho de todas esas mujeres que gozan de prestigio en Roma entera.
Ovidio, Amores 2.4
domingo, 21 de noviembre de 2010
EL AMOR EN LA VEJEZ
Iré subiendo a partir de hoy los pasajes que no han tenido cabida en el montaje, tanto de obras literarias antiguas como de estudios y ensayos modernos.
Otra vez Eros, mirándome lánguidamente con sus ojos bajo sus párpados oscuros, con mil incitaciones me empuja dentro de la red inextricable de Afrodita. Le temo según viene, igual que un caballo sufridor del yugo que compite en los Juegos a la vejez mal de su grado con el carro veloz entra en la carrera.
Otra vez Eros, mirándome lánguidamente con sus ojos bajo sus párpados oscuros, con mil incitaciones me empuja dentro de la red inextricable de Afrodita. Le temo según viene, igual que un caballo sufridor del yugo que compite en los Juegos a la vejez mal de su grado con el carro veloz entra en la carrera.
Íbico, 287
Traducción de Francisco Rodríguez Adrados
EL LENGUAJE DEL AMOR
Hoy he llegado al final del montaje, al minuto 47. Sin embargo, no lo he terminado. Ahora tengo por delante una tarea en cierto modo menor (en comparación con la elaboración del guión, la elección de textos, imágenes y música, el procesamiento de las fotografías y la edición básica del videomontaje), pero muy importante: añadir efectos a los clips de vídeo y a los títulos.
El título será El lenguaje del Amor. Consta de nueve partes, una introducción y ocho capítulos, cada uno centrado en uno de los símbolos o términos asociados al Amor en el arte y en la lengua, tanto literaria como cotidiana:
1. Introducción.
2. La rosa.
3. Las alas.
4. La flecha.
5. La conquista.
6. La locura.
7. El fuego.
8. El remedio.
9. La eternidad.
Los textos literarios pertenecen principalmente a Ovidio (Amores y Remedios contra el amor), Propercio y Tibulo, pero también a Catulo, Aquiles Tacio, Longo de Lesbos, Platón, Hesíodo, Safo, Sófocles, Mimnermo, Anacreonte, Marcial, Calímaco, Meleagro, Mosco de Siracusa e Himno Órfico a Eros.
Todos los autores griegos y romanos hablan del Amor con una sola voz, y lo seguimos haciendo nosotros, a pesar de no darle importancia, cuando regalamos rosas, cuando decimos "amar con locura", "embelesar", "hechizar", "cautivar", "morir de amor", "flechazo", "alianza", "conquista", "pasión", "traición", "desengaño"...
Tanto en el blog como en la descripción de los vídeos de Youtube iré transcribiendo los textos junto con la información sobre la procedencia de las imágenes que los acompañan, como esta de una estatuilla de Myrina (Misia, Turquía), que representa a Eros quemando sobre un pequeño altar al alma, simbolizada por una mariposa (Museo Británico):
A través de estos textos e imágenes, el alumno puede iniciarse en un tema generalmente olvidado en la enseñanaza del Griego, el Latín y la Cultura Clásica, a pesar de la importancia de la poesía lírica en el mundo antiguo y la omnipresencia de los símbolos relacionados con el Amor en el arte clásico, neoclásico e incluso contemporáneo. Espero que con este montaje vean, por una parte, que la poesía lírica no habla de temas ajenos a su vida diaria y, por otra, que una obra de arte no es sólo lo que ven con sus ojos, sino lo que alegóricamente representa.
El título será El lenguaje del Amor. Consta de nueve partes, una introducción y ocho capítulos, cada uno centrado en uno de los símbolos o términos asociados al Amor en el arte y en la lengua, tanto literaria como cotidiana:
1. Introducción.
2. La rosa.
3. Las alas.
4. La flecha.
5. La conquista.
6. La locura.
7. El fuego.
8. El remedio.
9. La eternidad.
Los textos literarios pertenecen principalmente a Ovidio (Amores y Remedios contra el amor), Propercio y Tibulo, pero también a Catulo, Aquiles Tacio, Longo de Lesbos, Platón, Hesíodo, Safo, Sófocles, Mimnermo, Anacreonte, Marcial, Calímaco, Meleagro, Mosco de Siracusa e Himno Órfico a Eros.
Todos los autores griegos y romanos hablan del Amor con una sola voz, y lo seguimos haciendo nosotros, a pesar de no darle importancia, cuando regalamos rosas, cuando decimos "amar con locura", "embelesar", "hechizar", "cautivar", "morir de amor", "flechazo", "alianza", "conquista", "pasión", "traición", "desengaño"...
Tanto en el blog como en la descripción de los vídeos de Youtube iré transcribiendo los textos junto con la información sobre la procedencia de las imágenes que los acompañan, como esta de una estatuilla de Myrina (Misia, Turquía), que representa a Eros quemando sobre un pequeño altar al alma, simbolizada por una mariposa (Museo Británico):
A través de estos textos e imágenes, el alumno puede iniciarse en un tema generalmente olvidado en la enseñanaza del Griego, el Latín y la Cultura Clásica, a pesar de la importancia de la poesía lírica en el mundo antiguo y la omnipresencia de los símbolos relacionados con el Amor en el arte clásico, neoclásico e incluso contemporáneo. Espero que con este montaje vean, por una parte, que la poesía lírica no habla de temas ajenos a su vida diaria y, por otra, que una obra de arte no es sólo lo que ven con sus ojos, sino lo que alegóricamente representa.
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domingo, 14 de noviembre de 2010
QUIÉNES HACEN LA GUERRA
"El hecho de que, en la antigua Grecia, los profesionales de la guerra fueran sólo hombres no permite asumir que sólo ellos fueran generadores de violencia, ni que la posición de víctima, la del lado del pasivo llanto, sea la única posible para la mujer en un contexto agresivo. [...]
Nuestra encuesta sobre el conflicto marcado por la división sexual niega como punto de partida el carácter sistemático de la ecuación «violencia es a masculinidad lo que hedonista pacifismo a feminidad»."
Nuestra encuesta sobre el conflicto marcado por la división sexual niega como punto de partida el carácter sistemático de la ecuación «violencia es a masculinidad lo que hedonista pacifismo a feminidad»."
Ana Iriarte & Marta González
Entre Ares y Afrodita. Violencia del erotismo y erótica de la violencia en la Grecia antigua, pág. 12.
miércoles, 10 de noviembre de 2010
ENTRE ARES Y AFRODITA
El viernes me compré Entre Ares y Afrodita. Violencia del erotismo y erótica de la violencia en la Grecia antigua (Madrid, Abada Editores, 2010), un estudio escrito conjuntamente por Ana Iriarte, Doctora por el ÉHÉSS de París y Profesora de Historia Antigua en la Universidad del País Vasco, y Marta González, Doctora en Filología Clásica y Profesora de Filología Griega en la Universidad de Málaga.
Iré reproduciendo en los próximos días algunos fragmentos de este interesantísimo libro, porque no tiene desperdicio. Hoy me limitaré a citar parte de la nota editorial que aparece en la contraportada de la obra. En mi opinión, no sobra ni una coma:
"La fuerza bruta y la persuasión erótica, también irresistible. Dos formas de doblegar, de imponer el propio criterio, en modo alguno equivalentes entre sí, pero comparadas por los griegos como fuerzas que, en el seno del matrimonio, actúan en beneficio exclusivo de una de las partes. Así quedó expresada, en la primera obra de la literatura occidental, la tensión inherente a la alianza por excelencia entre hombre y mujer; alianza proclive a abrigar el intento por cada una de las partes de 'subyugar' a la otra, cuando no solidaria de la "afeminada" venganza.
Son violencias acordes con la antigua división de los roles sexuales o, si se prefiere, 'guerra de sexos' desde la que el presente libro se propone acceder a hilos de pensamiento capaces de elucidar un tipo de conflicto que la modernidad, cargada con el lastre del pasado, sigue estando lejos de resolver."
Iré reproduciendo en los próximos días algunos fragmentos de este interesantísimo libro, porque no tiene desperdicio. Hoy me limitaré a citar parte de la nota editorial que aparece en la contraportada de la obra. En mi opinión, no sobra ni una coma:
"La fuerza bruta y la persuasión erótica, también irresistible. Dos formas de doblegar, de imponer el propio criterio, en modo alguno equivalentes entre sí, pero comparadas por los griegos como fuerzas que, en el seno del matrimonio, actúan en beneficio exclusivo de una de las partes. Así quedó expresada, en la primera obra de la literatura occidental, la tensión inherente a la alianza por excelencia entre hombre y mujer; alianza proclive a abrigar el intento por cada una de las partes de 'subyugar' a la otra, cuando no solidaria de la "afeminada" venganza.
Son violencias acordes con la antigua división de los roles sexuales o, si se prefiere, 'guerra de sexos' desde la que el presente libro se propone acceder a hilos de pensamiento capaces de elucidar un tipo de conflicto que la modernidad, cargada con el lastre del pasado, sigue estando lejos de resolver."
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martes, 9 de noviembre de 2010
ACTUALIZACIÓN
Con 38 minutos de montaje ya casi ultimados (calculo que me quedan otros 10), las ideas están ya bastante definidas:
1. Lo he dividido en 7 (u 8) capítulos, aparte de una introducción.
2. Cada uno, incluida la introducción, consta de dos partes: una expositiva, con breves explicaciones mías, y a continuación otra literaria que la ilustra, con extractos de autores antiguos, casi exclusivamente poetas.
3. La mayor parte de los autores citados son latinos (sobre todo, Ovidio y Propercio, pero también Tibulo, Catulo y Marcial, entre otros), debido a su mejor estado de conservación, pero todos los tópicos que aparecen en las citas fueron explotados ya por los griegos: no hay línea divisoria. Un ejemplo, Teócrito, Idilio 6.19 y Ovidio, Amores 2.19.36:
Huyo de lo que me sigue y sigo a lo que me huye
(quod sequitur, fugio; quod fugit, ipse sequor)
4. Por este mismo hecho puramente circunstancial, el "tipo" de amor referido en cada pasaje es casi exclusivamente heterosexual, ya que la poesía homoerótica no fue tan cultivada por los autores romanos, pero una vez más el resultado es indiferente: cada tópico, cada verso es aplicable a cualquier "clase" de amante, puesto que el amor es el mismo para todos (Virgilio, Geórgicas 3.244).
5. También por eso mismo he evitado emplear los teónimos Eros y Cupido, y los he unificado bajo la forma castellana Amor. Se trata siempre del mismo dios, de la misma fuerza natural, y en todo caso, el guión del montaje no tenía cabida para ese tipo de explicaciones.
6. Todas las imágenes de esculturas aparecen con fondo negro, después de haber sido procesadas con Gimp, como ésta de Henri-Joseph Ruxthiel, Zéphyr et Psyché, que tomé en el Louvre. El resultado siempre es superior al de la imagen original, ya que elimina el fondo natural del museo, repleto de elementos extraños, resalta la figura que interesa y a veces, al borrar parte de la imagen original (aquí, la roca que sirve de base) refuerza el efecto buscado por el artista, en este caso, la sensación de vuelo (el viento Zéfiro lleva en volandas a Psique, el Alma):
1. Lo he dividido en 7 (u 8) capítulos, aparte de una introducción.
2. Cada uno, incluida la introducción, consta de dos partes: una expositiva, con breves explicaciones mías, y a continuación otra literaria que la ilustra, con extractos de autores antiguos, casi exclusivamente poetas.
3. La mayor parte de los autores citados son latinos (sobre todo, Ovidio y Propercio, pero también Tibulo, Catulo y Marcial, entre otros), debido a su mejor estado de conservación, pero todos los tópicos que aparecen en las citas fueron explotados ya por los griegos: no hay línea divisoria. Un ejemplo, Teócrito, Idilio 6.19 y Ovidio, Amores 2.19.36:
Huye de quien la quiere y al que no la quiere persigue
(καὶ φεύγει φιλέοντα καὶ οὐ φιλέοντα διώκει)
(καὶ φεύγει φιλέοντα καὶ οὐ φιλέοντα διώκει)
Huyo de lo que me sigue y sigo a lo que me huye
(quod sequitur, fugio; quod fugit, ipse sequor)
4. Por este mismo hecho puramente circunstancial, el "tipo" de amor referido en cada pasaje es casi exclusivamente heterosexual, ya que la poesía homoerótica no fue tan cultivada por los autores romanos, pero una vez más el resultado es indiferente: cada tópico, cada verso es aplicable a cualquier "clase" de amante, puesto que el amor es el mismo para todos (Virgilio, Geórgicas 3.244).
5. También por eso mismo he evitado emplear los teónimos Eros y Cupido, y los he unificado bajo la forma castellana Amor. Se trata siempre del mismo dios, de la misma fuerza natural, y en todo caso, el guión del montaje no tenía cabida para ese tipo de explicaciones.
6. Todas las imágenes de esculturas aparecen con fondo negro, después de haber sido procesadas con Gimp, como ésta de Henri-Joseph Ruxthiel, Zéphyr et Psyché, que tomé en el Louvre. El resultado siempre es superior al de la imagen original, ya que elimina el fondo natural del museo, repleto de elementos extraños, resalta la figura que interesa y a veces, al borrar parte de la imagen original (aquí, la roca que sirve de base) refuerza el efecto buscado por el artista, en este caso, la sensación de vuelo (el viento Zéfiro lleva en volandas a Psique, el Alma):
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jueves, 28 de octubre de 2010
"AMOR PLATÓNICO"
"Es pérfido aquel amante vulgar que se enamora más del cuerpo, pues ni siquiera es estable, al no estar enamorado tampoco de una cosa estable, ya que tan pronto como se marchita la flor del cuerpo del que está enamorado, “desaparece volando”, tras violar muchas palabras y promesas."
πονηρὸς δ᾽ ἐστὶν ἐκεῖνος ὁ ἐραστὴς ὁ πάνδημος, ὁ τοῦ σώματος μᾶλλον ἢ τῆς ψυχῆς ἐρῶν· καὶ γὰρ οὐδὲ μόνιμός ἐστιν, ἅτε οὐ μονίμου ἐρῶν πράγματος. ἅμα γὰρ τῷ τοῦ σώματος ἄνθει λήγοντι, οὗπερ ἤρα, οἴχεται ἀποπτάμενος, πολλοὺς λόγους καὶ ὑποσχέσεις καταισχύνας·
πονηρὸς δ᾽ ἐστὶν ἐκεῖνος ὁ ἐραστὴς ὁ πάνδημος, ὁ τοῦ σώματος μᾶλλον ἢ τῆς ψυχῆς ἐρῶν· καὶ γὰρ οὐδὲ μόνιμός ἐστιν, ἅτε οὐ μονίμου ἐρῶν πράγματος. ἅμα γὰρ τῷ τοῦ σώματος ἄνθει λήγοντι, οὗπερ ἤρα, οἴχεται ἀποπτάμενος, πολλοὺς λόγους καὶ ὑποσχέσεις καταισχύνας·
Platón, Banquete 183e
AMOR, UN AMO LOCO Y SALVAJE
“¿Cómo eres, Sófocles, en relación con los placeres sexuales? ¿Eres capaz aún de acostarte con una mujer?” Y él respondió: “Cuida tu lenguaje, hombre; me he liberado de ello tan agradablemente como si me hubiera liberado de un amo loco y salvaje.”
“πῶς,” ἔφη, “ὦ Σοφόκλεις, ἔχεις πρὸς τἀφροδίσια; ἔτι οἷός τε εἶ γυναικὶ συγγίγνεσθαι”; καὶ ὅς, “εὐφήμει,” ἔφη, “ὦ ἄνθρωπε· ἁσμενέστατα μέντοι αὐτὸ ἀπέφυγον, ὥσπερ λυττῶντά τινα καὶ ἄγριον δεσπότην ἀποδράς.”
“πῶς,” ἔφη, “ὦ Σοφόκλεις, ἔχεις πρὸς τἀφροδίσια; ἔτι οἷός τε εἶ γυναικὶ συγγίγνεσθαι”; καὶ ὅς, “εὐφήμει,” ἔφη, “ὦ ἄνθρωπε· ἁσμενέστατα μέντοι αὐτὸ ἀπέφυγον, ὥσπερ λυττῶντά τινα καὶ ἄγριον δεσπότην ἀποδράς.”
Platón, República 329c
lunes, 25 de octubre de 2010
AMOR Y ALMA
Fotografía que tomé en el Louvre el pasado mes de agosto: Cupido y Psique,
de Antonio Canova (1757-1822). Con el programa GIMP he recortado las figuras y las he pegado sobre un fondo negro.
sábado, 16 de octubre de 2010
AMOR Y GUERRA, OTRA VEZ
"El matrimonio es como la vida real: un campo de batalla y no un lecho de rosas."
Robert Luis Stevenson
A propósito de esto, una película genial: La Guerra de los Rose (con unas cuantas frases de Michael Douglas y Danny de Vito que quitan el hipo).
lunes, 11 de octubre de 2010
SUMISIÓN
"El amante sitia a la Dama. Se lanza a amorosos asaltos a su virtud. La acosa, la persigue, intenta vencer las últimas defensas de su pudor, y tomarlas por sorpresa; finalmente, la Dama se rinde incondicionalmente. Pero entonces, por una curiosa inversión muy típica de la cortesía, es el amante quien será su prisionero. Se convertirá en vasallo de esa señora según la regla de las guerras feudales, exactamente como si fuese él quien hubiese experimentado la derrota."
Denis de Rougemont: El Amor y Occidente, Barcelona, Kairós, 1979, pág.249
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sábado, 9 de octubre de 2010
AMOR Y GUERRA, UNA VEZ MÁS
"Igual que la pasión, el gusto por la guerra procede de una concepción de la vida ardiente que es una máscara del deseo de muerte."
Denis de Rougemont: El Amor y Occidente, Barcelona, Kairós, 1979, pág. 320
FELICIDAD Y MATRIMONIO
"La felicidad, repiten las prédicas de las revistas, depende de esto, exige aquello; y esto o aquello es siempre algo que hay que adquirir, con dinero las más de las veces. El resultado de esa propaganda es a la vez obsesionarnos con la idea de una felicidad frágil y hacernos inaptos para poseerla. Pues todo lo que nos proponen nos introduce en el mundo de la comparación, en el que ninguna felicidad podría ser establecida mientras el hombre no sea Dios. La felicidad es una Eurídice: se la pierde en el momento en que se pretende agarrarla. No puede vivir más que en la aceptación, y muere en la reivindicación. [...]
Fundamentar el matrimonio en semejante "felicidad" supone por parte de los modernos una capacidad de aburrimiento casi morbosa, o la intención secreta de hacer trampas. Es probable que esa intención o esa esperanza expliquen en parte la felicidad con que la gente se casa aun "sin creer en el matrimonio". El sueño de la pasión posible actúa como una distracción permanente, anestesiando las rebeliones del aburrimiento. [...]
O el aburrimiento resignado o la pasión: ese es el dilema que introduce en nuestras vidas la idea moderna de felicidad."
Fundamentar el matrimonio en semejante "felicidad" supone por parte de los modernos una capacidad de aburrimiento casi morbosa, o la intención secreta de hacer trampas. Es probable que esa intención o esa esperanza expliquen en parte la felicidad con que la gente se casa aun "sin creer en el matrimonio". El sueño de la pasión posible actúa como una distracción permanente, anestesiando las rebeliones del aburrimiento. [...]
O el aburrimiento resignado o la pasión: ese es el dilema que introduce en nuestras vidas la idea moderna de felicidad."
Denis de Rougemont: El Amor y Occidente, Barcelona, Kairós, 1979, págs. 282-3
AMOR Y MATRIMONIO
"Estas son las fuerzas presentes: por una parte, una moral de la especie y de la sociedad en general, pero más o menos impregnada de religión; es lo que se llama la moral burguesa; por otra, una moral inspirada por el ambiente cultural, literario, artístico; es la moral pasional o novelesca. Todos los adolescentes de la burguesía occidental son criados en la idea del matrimonio, pero al mismo tiempo están bañados en una atmósfera romántica mantenida por sus lecturas, por los espectáculos y por mil alusiones cotidianas, en las cuales se subentiende poco más o menos que la pasión es la prueba suprema, que todo hombre debe un día conocerla y que la vida sólo puede ser vivida plenamente por los que "pasaron por ahí". Y la pasión y el matrimonio son por esencia incompatibles. Sus orígenes y sus finalidades se excluyen. De su coexistencia en nuestras vidas surgen interminablemente problemas insolubles y ese conflicto amenaza permanentemente a todas nuestras "seguridades" sociales."
Pág. 279
Pág. 279
Denis de Rougemont: El Amor y Occidente, Barcelona, Kairós, 1979
AMOR Y GUERRA, DE NUEVO
"Nuestra noción del amor, que envuelve a la que tenemos de la mujer, se encuentra vinculada a una noción de sufrimiento fecundo que halaga o legitima oscuramente, en lo más secreto de la conciencia occidental, el gusto por la guerra. Pág. 247.
Ya desde loa antigüedad, los poetas han utilizado metáforas guerreras para describir los efectos del amor natural. El dios del amor es un arquero que dispara flechas mortales. La mujer se rinde al hombre que la conquista porque es el mejor guerrero. Lo que está en juego en la guerra de Troya es la posesión de una mujer. Una de las más antiguas novelas que poseamos, el Teágenes y Cariclea de Heliodoro (siglo III) habla ya de las "luchas de amor" y de la deliciosa derrota de aquel "que cae bajo los dardos inevitables de Eros".
Todo esto confirma el vínculo natural, es decir, psicológico, del instinto sexual y del instinto combativo."
Pág. 248.
Ya desde loa antigüedad, los poetas han utilizado metáforas guerreras para describir los efectos del amor natural. El dios del amor es un arquero que dispara flechas mortales. La mujer se rinde al hombre que la conquista porque es el mejor guerrero. Lo que está en juego en la guerra de Troya es la posesión de una mujer. Una de las más antiguas novelas que poseamos, el Teágenes y Cariclea de Heliodoro (siglo III) habla ya de las "luchas de amor" y de la deliciosa derrota de aquel "que cae bajo los dardos inevitables de Eros".
Todo esto confirma el vínculo natural, es decir, psicológico, del instinto sexual y del instinto combativo."
Pág. 248.
Denis de Rougemont: El Amor y Occidente, Barcelona, Kairós, 1979
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sábado, 2 de octubre de 2010
PASIÓN = SUFRIMIENTO
pasión < lat. passio < patior "sufrir"
πάθος: sufrimiento (πάσχω "sufrir"); pasión
Gracias, Javier, por pasarme este libro. Es una auténtica mina que te abre los ojos.
Denis de Rougemont: El Amor y Occidente, Barcelona, Kairós, 1979
La concordancia entre amor y muerte despierta en nosotros las más profundas resonancias. Pág. 15
Amor y muerte, amor mortal: si no es toda la poesía, es al menos todo lo que hay de popular.
Lo que exalta el lirismo occidental no es el placer de los sentidos ni la paz fecunda de la pareja. Es menos el amor colmado que la pasión de amor. Y pasión significa sufrimiento.
En "pasión" ya no vemos "lo que sufre", sino "lo que es apasionante". Y sin embargo, la pasión de amor significa, de hecho, una desgracia. Pág.16
Necesitamos de un mito para expresar el hecho oscuro e inconfesable de que la pasión está vinculada con la muerte y que supone la destrucción para quienes abandonan a ella todas sus fuerzas. Queremos salvar esa pasión y amamos esa desgracia, y, por otra parte, nuestras morales oficiales y nuestra razón las condenan. Pág. 20
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viernes, 1 de octubre de 2010
CAMINO DE AMOR Y MUERTE
En realidad, Caléndula, la asociación entre amor y muerte no se me ocurrió a mí, sino que la leí en esta entrevista de El País: "Camino sigue la aventura de la niña Camino, que, a sus 11 años, se enfrenta a dos acontecimientos opuestos y nuevos para ella: enamorarse y morir." Yo creo que si la película conmueve tanto, es porque nos mete simultáneamente en esas dos experiencias tan intensas en la vida del ser humano, las dos más intensas, diría yo.
Éste es el extracto de mi comentario a la película, un poco pedante, pero paso de modificarlo ahora:
Termino con esta cita de El amor en la Edad Media: la carne, el sexo y el sentimiento, de Jean Verdon:
"El arte de amar no radica tanto en los mandamientos enunciados por el dios de amor cuanto en el carácter inconcluso de la conquista; el amor debe permanecer insatisfecho."
Éste es el extracto de mi comentario a la película, un poco pedante, pero paso de modificarlo ahora:
Entre esas lecturas me interesa destacar, más allá de la consabida reflexión sobre los diversos modos de arrostrar la desgracia, y más allá de la polémica sobre el Opus, una idea que corre pareja con todo eso desde el arranque de la historia, en el Retiro, hasta el mismo final, en el hospital de Pamplona y, acto seguido, en la casa, adonde Gloria regresa sin nada, salvo la grabación con los recuerdos familiares. Me refiero al anhelo, a ese permanente deseo insatisfecho que sucesivamente irá adoptando diversas formas: Cuco, el vestido rojo, el papel de Cenicienta en la obra del centro cultural, la ansiada visita de los compañeros de clase, la carta, el viaje a "Viena", el regreso del padre a Pamplona con el vestido y la carta.
Lejos de lo que cabría esperar de un director que se define a sí mismo como persona jovial y llena de optimismo, Fesser salva la tentación de ir retrasando hasta el final la apertura de esa cajita llena de bombones, a lo Amelie, esa cajita que hace las delicias de las personas que se niegan a aceptar la realidad. En vez de ello, sucede que aquí el anhelo se presenta una y otra vez cual inmisericorde flagelo que se recrea martirizando a los personajes, especialmente a Camino, y dejándonos a los espectadores una y otra vez con la miel en los labios. La única concesión que al respecto se hace a la protagonista y al espectador, y no sólo al final, se llama fantasía, y en este contexto se sitúan y justifican esas imágenes oníricas que tanto repelen a algunos.
Termino con esta cita de El amor en la Edad Media: la carne, el sexo y el sentimiento, de Jean Verdon:
"El arte de amar no radica tanto en los mandamientos enunciados por el dios de amor cuanto en el carácter inconcluso de la conquista; el amor debe permanecer insatisfecho."
miércoles, 29 de septiembre de 2010
ENERGÍA CAÓTICA
"Esta visión de Eros como el hijo mono pero problemático de Afrodita es tardía, y cuando comenzamos a indagar en su linaje, encontramos algo muy diferente de nuestro Cupido de las tarjetas de felicitación, algo más aterrador y monstruoso, algo más próximo a lo que Medea experimenta cuando el muchacho deja las serenas y gozosas estancias del Olimpo y entra en nuestro mundo de caos y muerte.
Incluso los más antropomórficos padres de Eros que le atribuye por primera vez Simónides, Afrodita y Ares, huelen a desorden y violencia, pues Ares desde luego es el dios de la guerra, el más odioso de los dioses, y transfiere a su hijo algo de su marcial poder destructivo.
Aunque unimos sexo y violencia cuando nos quejamos de la degeneración de la televisión, los vemos como realidades opuestas. Los griegos eran más inteligentes. Veían el sexo y la violencia como dos caras de la misma moneda irracional, que se penetran e intensifican mutuamente, creando una violencia sexual que explotaba en una profunda destrucción y desorden, una doble energía caótica que amenazaba los cimientos de la cultura y la identidad humanas.
Nuestra idealización de la sexualidad, inspirada en el Romanticismo, como una fuerza de liberación personal y autorrealización chocaría a la mayoría de los griegos, que la verían como una peligrosa locura y falsa ilusión."
Incluso los más antropomórficos padres de Eros que le atribuye por primera vez Simónides, Afrodita y Ares, huelen a desorden y violencia, pues Ares desde luego es el dios de la guerra, el más odioso de los dioses, y transfiere a su hijo algo de su marcial poder destructivo.
Aunque unimos sexo y violencia cuando nos quejamos de la degeneración de la televisión, los vemos como realidades opuestas. Los griegos eran más inteligentes. Veían el sexo y la violencia como dos caras de la misma moneda irracional, que se penetran e intensifican mutuamente, creando una violencia sexual que explotaba en una profunda destrucción y desorden, una doble energía caótica que amenazaba los cimientos de la cultura y la identidad humanas.
Nuestra idealización de la sexualidad, inspirada en el Romanticismo, como una fuerza de liberación personal y autorrealización chocaría a la mayoría de los griegos, que la verían como una peligrosa locura y falsa ilusión."
THORNTON, B. S., Eros: the myth of ancient Greek sexuality, Westview Press, 1997
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domingo, 19 de septiembre de 2010
¿CON QUÉ SE RELACIONA EL AMOR? 2
"Todos sabemos que el amor humano es inseparable de la sexualidad."
MÁXIMO BRIOSO SÁNCHEZ, Las alas del placer. Las riberas del Mediterráneo bajo las flechas de Eros, Madrid, Ediciones Clásicas, 2004, pág. 83
"Erotismo y sexualidad son conceptos que se expresan sobre todo en el arte y en la literatura, pero que no son ajenos a la religión, las relaciones sociales, la política, la guerra y tantos otros aspectos de la vida pública y privada."
AURELIO PÉREZ JIMÉNEZ & Mª CRUZ SALCEDO PARRONDO, Op. cit., pág. 11
MÁXIMO BRIOSO SÁNCHEZ, Las alas del placer. Las riberas del Mediterráneo bajo las flechas de Eros, Madrid, Ediciones Clásicas, 2004, pág. 83
"Erotismo y sexualidad son conceptos que se expresan sobre todo en el arte y en la literatura, pero que no son ajenos a la religión, las relaciones sociales, la política, la guerra y tantos otros aspectos de la vida pública y privada."
AURELIO PÉREZ JIMÉNEZ & Mª CRUZ SALCEDO PARRONDO, Op. cit., pág. 11
sábado, 18 de septiembre de 2010
ENSAYO 4
Título estándar con verso de Propercio (2.25.27) superpuesto a una imagen de Zéfiro y Psique de Henri-Joseph Ruxthiel (1775-1837) que tomé en el Louvre. La imagen está recortada con GIMP y combinada con un fondo negro. Tengo que mejorar los contornos, retocándolos y difuminándolos:
"engañan en el amor, falaces, los soplos favorables"
mendaces ludunt flatus in amore secundi
"engañan en el amor, falaces, los soplos favorables"
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miércoles, 15 de septiembre de 2010
¿CON QUÉ SE RELACIONA EL AMOR?
Fue Safo la primera en llamar a eros “agridulce”. Nadie que haya estado enamorado se lo discute. ¿Qué significa la palabra?
Eros le parecía a Safo una experiencia al mismo tiempo de placer y de dolor. Aquí hay una contradicción y tal vez una paradoja. Percibir este eros puede escindir la mente en dos. ¿Por qué? Los componentes de la contradicción pueden parecer, a primera vista, obvios. Damos por sentada, como hacía Safo, la dulzura del deseo erótico; su condición de placentero nos sonríe. Pero el amargor es menos obvio. Podría haber varias razones para que lo dulce sea también amargo. Puede haber varias relaciones entre los dos sabores. Los poetas han abordado el tema de dos maneras diferentes. La propia formulación de Safo es un buen punto en el que comenzar a trazar las posibilidades. El fragmento que nos interesa dice:
Es difícil traducirlo. “Dulce y agrio” suena mal, si bien nuestra traducción “agridulce” invierte los verdaderos términos del compuesto sáfico glukupikron. ¿Debería eso importarnos? Si el orden de los términos tiene una intención descriptiva, el texto indica que eros trae dulzura y a continuación amargor: Safo trata la cuestión cronológicamente. La mayor parte de las experiencias de un amante confirmaría esta cronología, especialmente en la poesía, donde el amor casi siempre acaba mal. Pero es improbable que Safo quisiera decir eso. Su poema comienza con una localización dramática de la situación erótica en el tiempo (dēute) y fija la acción erótica en el presente de indicativo (donei). No está narrando una historia de amor sino el instante del deseo. Un momento se tambalea bajo la presión de Eros; un estado mental se escinde en dos. Estamos ante una simultaneidad de placer y dolor. El aspecto placentero aparece nombrado en primer lugar, podemos presumir, porque es menos sorprendente. El énfasis recae en la otra cara problemática del fenómeno, cuyos atributos se suceden en una cascada de consonantes suaves (verso 2). Eros avanza o se arrastra sobre su víctima desde un lugar externo a ella: orpeton. Ninguna batalla sirve para detener ese avance: amachanon. El deseo, por tanto, no habita en ni se alía con la que desea. Ajeno a su voluntad, se abalanza de manera irresistible sobre ella desde el exterior. Eros es un enemigo. Su amargor debe ser el sabor de la enemistad. Es decir, del odio.
“Amar a tus amigos y odiar a tus enemigos” es un conocido precepto de la moral arcaica. El amor y el odio construyen conjuntamente la maquinaria del contacto humano. ¿Tiene sentido situar los dos polos de este afecto dentro del único acto emocional de eros? Presumiblemente, sí, si el amigo y el enemigo convergen en el ser que los origina. La convergencia crea una paradoja, pero una paradoja que ya es casi un cliché para la moderna imaginación literaria. “Y el odio comienza donde acaba el amor…” susurra Anna Karenina mientras parte para la Estación de Moscú y el fin del dilema del deseo. De hecho, la paradoja erótica es un problema que antecede al propio Eros. La hallamos representada en las murallas de Troya, en una escena entre Helena y Afrodita. El encuentro es tan agudo como paradigmático. Homero nos muestra a Helena, encarnación del deseo, harta de las imposiciones de eros y desafiando una orden de Afrodita para atender el lecho de Paris. La diosa del amor responde airada, esgrimiendo como arma una paradoja erótica:
Helena obedece al punto; el amor y el odio en combinación constituyen un irresistible enemigo. La simultaneidad de amargor y dulzura que nos asusta en el adjetivo sáfico glukupikron es presentada de manera distinta en el poema de Homero. La convención épica representa los estados interiores del sentimiento en una clave dinámica y lineal, de modo que una mente dividida puede ser leída a partir de una secuencia de acciones antitéticas. No obstante, Homero y Safo coinciden al presentar a la divinidad del deseo como un ser ambivalente, al mismo tiempo amigo y enemigo, que da cuenta de la experiencia erótica con una paradoja emocional.
Eros también aparece en otros géneros y poetas como paradoja de amor y odio. Aristófanes, por ejemplo, nos cuenta que el joven Alcibíades, seductor y libertino, era capaz de inspirar en el dēmos griego un sentimiento parecido a la pasión del amante:
En el Agamenón de Esquilo, se describe a Menelao dando vueltas por su palacio vacío tras la marcha de Helena. Las habitaciones parecen poseídas por ella; él se detiene en su alcoba y llora por “los surcos del amor en la cama” (411). No hay duda de que es deseo lo que siente (pothos, 414), pero también el odio se filtra para llenar el vacío (echthetai):
Amor y odio constituyen igualmente un objeto para el epigrama helenístico. El requerimiento de Nicarco a su amado es típico:
El epigrama de Catulo es tal vez la destilación más elegante de este cliché:
Eros le parecía a Safo una experiencia al mismo tiempo de placer y de dolor. Aquí hay una contradicción y tal vez una paradoja. Percibir este eros puede escindir la mente en dos. ¿Por qué? Los componentes de la contradicción pueden parecer, a primera vista, obvios. Damos por sentada, como hacía Safo, la dulzura del deseo erótico; su condición de placentero nos sonríe. Pero el amargor es menos obvio. Podría haber varias razones para que lo dulce sea también amargo. Puede haber varias relaciones entre los dos sabores. Los poetas han abordado el tema de dos maneras diferentes. La propia formulación de Safo es un buen punto en el que comenzar a trazar las posibilidades. El fragmento que nos interesa dice:
Ἔρος δἦυτέ μ’ ὀ λυσιμέλης δόνει
γλυκύπικρον ἀμάχανον ὄρπετον
De nuevo Eros, que desata los miembros, me hace estremecerme,
esa pequeña bestia agridulce, contra la que no hay quien se defienda.
Es difícil traducirlo. “Dulce y agrio” suena mal, si bien nuestra traducción “agridulce” invierte los verdaderos términos del compuesto sáfico glukupikron. ¿Debería eso importarnos? Si el orden de los términos tiene una intención descriptiva, el texto indica que eros trae dulzura y a continuación amargor: Safo trata la cuestión cronológicamente. La mayor parte de las experiencias de un amante confirmaría esta cronología, especialmente en la poesía, donde el amor casi siempre acaba mal. Pero es improbable que Safo quisiera decir eso. Su poema comienza con una localización dramática de la situación erótica en el tiempo (dēute) y fija la acción erótica en el presente de indicativo (donei). No está narrando una historia de amor sino el instante del deseo. Un momento se tambalea bajo la presión de Eros; un estado mental se escinde en dos. Estamos ante una simultaneidad de placer y dolor. El aspecto placentero aparece nombrado en primer lugar, podemos presumir, porque es menos sorprendente. El énfasis recae en la otra cara problemática del fenómeno, cuyos atributos se suceden en una cascada de consonantes suaves (verso 2). Eros avanza o se arrastra sobre su víctima desde un lugar externo a ella: orpeton. Ninguna batalla sirve para detener ese avance: amachanon. El deseo, por tanto, no habita en ni se alía con la que desea. Ajeno a su voluntad, se abalanza de manera irresistible sobre ella desde el exterior. Eros es un enemigo. Su amargor debe ser el sabor de la enemistad. Es decir, del odio.
“Amar a tus amigos y odiar a tus enemigos” es un conocido precepto de la moral arcaica. El amor y el odio construyen conjuntamente la maquinaria del contacto humano. ¿Tiene sentido situar los dos polos de este afecto dentro del único acto emocional de eros? Presumiblemente, sí, si el amigo y el enemigo convergen en el ser que los origina. La convergencia crea una paradoja, pero una paradoja que ya es casi un cliché para la moderna imaginación literaria. “Y el odio comienza donde acaba el amor…” susurra Anna Karenina mientras parte para la Estación de Moscú y el fin del dilema del deseo. De hecho, la paradoja erótica es un problema que antecede al propio Eros. La hallamos representada en las murallas de Troya, en una escena entre Helena y Afrodita. El encuentro es tan agudo como paradigmático. Homero nos muestra a Helena, encarnación del deseo, harta de las imposiciones de eros y desafiando una orden de Afrodita para atender el lecho de Paris. La diosa del amor responde airada, esgrimiendo como arma una paradoja erótica:
μή μ’ ἔρεθε σχετλίη, μὴ χωσαμένη σε μεθείω,
τὼς δέ σ’ ἀπεχθήρω ὡς νῦν ἔκπαγλ’ ἐφίλησα
¡No me irrites, desgraciada! No sea que, enojándome, te abandone
y te aborrezca de modo tan extraordinario como hasta aquí te amé
(Il. 3.414-15)
Helena obedece al punto; el amor y el odio en combinación constituyen un irresistible enemigo. La simultaneidad de amargor y dulzura que nos asusta en el adjetivo sáfico glukupikron es presentada de manera distinta en el poema de Homero. La convención épica representa los estados interiores del sentimiento en una clave dinámica y lineal, de modo que una mente dividida puede ser leída a partir de una secuencia de acciones antitéticas. No obstante, Homero y Safo coinciden al presentar a la divinidad del deseo como un ser ambivalente, al mismo tiempo amigo y enemigo, que da cuenta de la experiencia erótica con una paradoja emocional.
Eros también aparece en otros géneros y poetas como paradoja de amor y odio. Aristófanes, por ejemplo, nos cuenta que el joven Alcibíades, seductor y libertino, era capaz de inspirar en el dēmos griego un sentimiento parecido a la pasión del amante:
ποθεῖ μέν, ἐχθαίρει δέ, βούλεται δ’ ἔχειν
pues lo aman y lo odian, y quieren poseerlo
En el Agamenón de Esquilo, se describe a Menelao dando vueltas por su palacio vacío tras la marcha de Helena. Las habitaciones parecen poseídas por ella; él se detiene en su alcoba y llora por “los surcos del amor en la cama” (411). No hay duda de que es deseo lo que siente (pothos, 414), pero también el odio se filtra para llenar el vacío (echthetai):
εὐμόρφων δὲ κολοσσῶν
ἔχθεται χάρις ἀνδρί·
“la gracia de las bellas estatuas le resulta odiosa al marido”
(Ag. 414-19)
Amor y odio constituyen igualmente un objeto para el epigrama helenístico. El requerimiento de Nicarco a su amado es típico:
εἴ με φιλεῖς, μισεῖς με· καὶ εἰ μισεῖς, σὺ φιλεῖς με
si me quieres, me odias, y si me odias, me quieres
El epigrama de Catulo es tal vez la destilación más elegante de este cliché:
Odi et amo. quare id faciam, fortasse requiris.
nescio, sed fieri sentio et excrucior.
Odio y amo. Quizá me preguntes por qué actúo así.
No lo sé, pero siento que es así y sufro.
(Catulo 85)
CARSON, ANN: Eros, the bittersweet: an essay, Princeton, Princeton University Press, 1988, págs. 3-6
CARSON, ANN: Eros, the bittersweet: an essay, Princeton, Princeton University Press, 1988, págs. 3-6
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