sábado, 9 de octubre de 2010

AMOR Y GUERRA, UNA VEZ MÁS

"Igual que la pasión, el gusto por la guerra procede de una concepción de la vida ardiente que es una máscara del deseo de muerte."

Denis de Rougemont: El Amor y Occidente, Barcelona, Kairós, 1979, pág. 320

FELICIDAD Y MATRIMONIO

"La felicidad, repiten las prédicas de las revistas, depende de esto, exige aquello; y esto o aquello es siempre algo que hay que adquirir, con dinero las más de las veces. El resultado de esa propaganda es a la vez obsesionarnos con la idea de una felicidad frágil y hacernos inaptos para poseerla. Pues todo lo que nos proponen nos introduce en el mundo de la comparación, en el que ninguna felicidad podría ser establecida mientras el hombre no sea Dios. La felicidad es una Eurídice: se la pierde en el momento en que se pretende agarrarla. No puede vivir más que en la aceptación, y muere en la reivindicación. [...]

Fundamentar el matrimonio en semejante "felicidad" supone por parte de los modernos una capacidad de aburrimiento casi morbosa, o la intención secreta de hacer trampas. Es probable que esa intención o esa esperanza expliquen en parte la felicidad con que la gente se casa aun "sin creer en el matrimonio".  El sueño de la pasión posible actúa como una distracción permanente, anestesiando las rebeliones del aburrimiento. [...]


O el aburrimiento resignado o la pasión: ese es el dilema que introduce en nuestras vidas la idea moderna de felicidad."

Denis de Rougemont: El Amor y Occidente, Barcelona, Kairós, 1979, págs. 282-3

AMOR Y MATRIMONIO

"Estas son las fuerzas presentes: por una parte, una moral de la especie y de la sociedad en general, pero más o menos impregnada de religión; es lo que se llama la moral burguesa; por otra, una moral inspirada por el ambiente cultural, literario, artístico; es la moral pasional o novelesca. Todos los adolescentes de la burguesía occidental son criados en la idea del matrimonio, pero al mismo tiempo están bañados en una atmósfera romántica mantenida por sus lecturas, por los espectáculos y por mil alusiones cotidianas, en las cuales se subentiende poco más o menos que la pasión es la prueba suprema, que todo hombre debe un día conocerla y que la vida sólo puede ser vivida plenamente por los que "pasaron por ahí". Y la pasión y el matrimonio son por esencia incompatibles. Sus orígenes y sus finalidades se excluyen. De su coexistencia en nuestras vidas surgen interminablemente problemas insolubles y ese conflicto amenaza permanentemente a todas nuestras "seguridades" sociales."

Pág. 279


Denis de Rougemont: El Amor y Occidente, Barcelona, Kairós, 1979

AMOR Y GUERRA, DE NUEVO

"Nuestra noción del amor, que envuelve a la que tenemos de la mujer, se encuentra vinculada a una noción de sufrimiento fecundo que halaga o legitima oscuramente, en lo más secreto de la conciencia occidental, el gusto por la guerra. Pág. 247.

Ya desde loa antigüedad, los poetas han utilizado metáforas guerreras para describir los efectos del amor natural. El dios del amor es un arquero que dispara flechas mortales. La mujer se rinde al hombre que la conquista porque es el mejor guerrero. Lo que está en juego en la guerra de Troya es la posesión de una mujer. Una de las más antiguas novelas que poseamos, el Teágenes y Cariclea de Heliodoro (siglo III) habla ya de las "luchas de amor" y de la deliciosa derrota de aquel "que cae bajo los dardos inevitables de Eros".


Todo esto confirma el vínculo natural, es decir, psicológico, del instinto sexual y del instinto combativo."

Pág. 248.

Denis de Rougemont: El Amor y Occidente, Barcelona, Kairós, 1979