lunes, 9 de agosto de 2010

FLORENCIA

La patria del Renacimiento, de la recuperación del mundo grecorromano. Como me encontré cerrado el Museo Arqueológico, me fui a la Piazza della Signoria, otra maravilla jalonada de obras maestras, entre ellas el Rapto de las Sabinas, de Jean Boulogne:



No sabe uno ni por dónde empezar a fotografiar.




Espero encontrar mañana en el Museo Arqueológico el camafeo que representa a Eros arrastrando y maltratando al Alma. Antes debo comprar un polarizador para la cámara.

Por cierto, los taxis -como todo lo demás en Italia- son exorbitadamente caros. Como no hay metro y todas las calles que llevan al centro están cortadas al tráfico regular, no hay más remedio, salvo el de coger dos o tres autobuses y perder medio día. Entre eso, la comida y dos o tres chorradas más, 50 euros pueden volar fácilmente en un solo día.

Mañana llega la primera paliza del viaje: más de 600 kilómetros hasta Munich. El viaje promete unas vistas espectaculares de los Alpes.

HACIA FLORENCIA

Me voy de Roma con la pena de no poder no ya seguir, sino vivir, en ella. Tiras una piedra en cualquier dirección y cae en algún templo, plaza o fuente de dos, tres, cinco, diez, veinte siglos. Me ha tocado en suerte España, con la capital de la austeridad y los socavones, Madrid. Aunque, en lo que a transporte público se refiere, ésta le da cien vueltas a Roma, que sólo tiene dos líneas de metro, y desvencijadas, tanto que ayer me decidí a ir hasta la Piazza della Repubblica en coche: