domingo, 21 de noviembre de 2010

EL AMOR EN LA VEJEZ

Iré subiendo a partir de hoy los pasajes que no han tenido cabida en el montaje, tanto de obras literarias antiguas como de estudios y ensayos modernos.

Otra vez Eros, mirándome lánguidamente con sus ojos bajo sus párpados oscuros, con mil incitaciones me empuja dentro de la red inextricable de Afrodita. Le temo según viene, igual que un caballo sufridor del yugo que compite en los Juegos a la vejez mal de su grado con el carro veloz entra en la carrera. 

Íbico, 287

Traducción de Francisco Rodríguez Adrados

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