Como en el Museo Arqueológico de Nápoles, lo mejor de Pompeya está cerrado a cal y canto, y los visitantes tenemos que conformarnos con recorrer kilómetros y kilómetros de calles inertes y vacías de significado. De la media docena de inscripciones e imágenes que pensaba fotografiar, sólo he podido llegar a una. También me he encontrado esta representación de Eros:
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