Reedito la entrada, ya que no había incluido las imágenes de la parte literaria.
El Lenguaje Del Amor
El Amor amenazador, de Falconet.
El gesto de silencio, conocido ya en las representaciones antiguas de Eros, se ve reforzado por la sonrisa malévola del dios niño.
Cupido y Psique, de Filippo della Valle (1732).
Fotografía tomada en la Wallace Collection de Londres.
La representación del Amor y el Alma como niños fue muy popular desde la Antigüedad.
El primer beso, de Bouguereau (1873).
El Amor acariciando al Alma mientras se dispone a atormentarla, de Gibson.
Fotografías tomadas en la Walker Art Gallery, Liverpool.
Pedestal de El Amor jugando con una mariposa, de Chaudet y Cartellier.
Fotografía tomada en el Museo del Louvre. Esta imagen explica una de las escenas que siguen a la del juego con la mariposa prisionera y la rosa: dos Amorcillos sujetan al Alma mientras otro le arroja una flecha; un cuarto la quema con su antorcha y el último tensa su arco.
Amor con arco, de Julius Kronberg (1885).
Puntas de flechas persas y griegas halladas en las Termópilas.
Fotografía tomada en el Museo Arqueológico Nacional de Atenas.
Amor secreto, de Antonio Rossetti (1876).
Fotografía tomada en la Walker Art Gallery, Liverpool. La representación del Amor velado, que esconde sus armas tras la espalda, incide en el aspecto sorpresivo, engañoso e intrigante del asalto amoroso (como se verá en el capítulo La locura).
Fresco pompeyano de la Casa de Sirico.
El médico Yápix extrae con el fórceps una punta de flecha clavada en el muslo de Eneas.
Kýlix de Vulci, de c. 500 a. C., firmada por Sosias.
Aquiles venda una herida a Patroclo.
Venus, Marte y Vulcano, de Thorvaldsen (1810).
Fotografías tomadas en la Neue Pinakothek, de Munich.
Vulcano, esposo de Venus, forja una flecha, mientras su amante Marte la examina y entrega a su hijo Cupido, quien a su vez sostiene en su mano derecha una lanza del dios de la guerra. Venus, por su parte, empapa la punta de la flecha en veneno.
Amor secreto, de Antonio Rossetti (1876).
Fotografía tomada en la Walker Art Gallery, Liverpool. La representación del Amor velado, que esconde sus armas tras la espalda, incide en el aspecto sorpresivo, engañoso e intrigante del asalto amoroso (como se verá en el capítulo La locura).
Fresco pompeyano de la Casa de Sirico.
El médico Yápix extrae con el fórceps una punta de flecha clavada en el muslo de Eneas.
Kýlix de Vulci, de c. 500 a. C., firmada por Sosias.
Aquiles venda una herida a Patroclo.
Venus, Marte y Vulcano, de Thorvaldsen (1810).
Fotografías tomadas en la Neue Pinakothek, de Munich.
Vulcano, esposo de Venus, forja una flecha, mientras su amante Marte la examina y entrega a su hijo Cupido, quien a su vez sostiene en su mano derecha una lanza del dios de la guerra. Venus, por su parte, empapa la punta de la flecha en veneno.
El Amor acariciando al Alma, de Gibson.
Vista posterior de las alas, primer plano de la mariposa y vista posterior de la mano extrayendo la flecha de la aljaba. Fotografías tomadas en la Walker Art Gallery, Liverpool.
El reino de la fantasía, de Godward (1911).
Figurilla de terracota hallada en Mirina (Turquía), siglo I a. C.
Harpócrates (sincretismo entre el dios egipcio Horus y el griego Eros) pide silencio.
Amor secreto, de Rossetti.
Detalle de las flechas. Fotografía tomada en la Walker Art Gallery, Liverpool.
El despertar del corazón, de Bouguereau (1892).
El rapto de Proserpina, de C. F. Holbeck (1811-1880).
Fotografía tomada en la Neue Pinakothek, Munich.
Cupido tallando su arco a partir de la maza de Hércules, de Bouchardon (1750).
Detalle de la aljaba, sujeta a la espalda con correa. Fotografía tomada en el Museo del Louvre.
Amor secreto, de Rossetti.
Detalle de las flechas. Fotografía tomada en la Walker Art Gallery, Liverpool.
Bajorrelieve neoclásico.
Fotografía tomada en el Museo del Louvre. Una mujer abandonada por el Amor suplica a éste que se quede, pero él prosigue el vuelo con un gesto de desdén.
El Amor amenazador, de Falconet.
Detalles de la mano extrayendo la flecha de la aljaba. Fotografías tomadas en el Museo del Louvre.
Cupido tallando su arco a partir de la maza de Hércules, de Bouchardon (1750).
Fotografía tomada en el Museo del Louvre.
Fotografía tomada en el Museo del Louvre.
Eros tensando el arco, copia romana de un original de Lisipo.
Fotografía tomada en el Palazzo Nuovo, una de las sedes de los Museos Capitolinos, Roma.
Detalle de una copia romana perteneciente al mismo tipo.
Fotografía tomada en el Museo Británico.
Ménade durmiendo, escultura perteneciente al tipo del Hermafrodito.
Fotografía tomada en el Museo Arqueológico Nacional de Atenas.
Las ménades eran ninfas del séquito de Dioniso, divinidades muy dadas a experiencias extáticas. El artista logra conferir a la figura ese aspecto místico por medio de un modelado lleno de sensualidad e intimismo.
Psique reanimada por el beso del Amor, de Antonio Canova (1793).
Fotografía tomada en el Museo del Louvre.
Después de perder a su amado, Psique rogó a Venus que se lo devolviera. La diosa accedió, pero a cambio le impuso cuatro tareas. Una de ellas consistía en descender al Infierno y llevarle en una caja (o jarra) un poco de belleza de Proserpina. Una vez realizada la tarea, Psique abrió la caja con la intención de tomar para sí algo de belleza con la que recuperar su amor perdido, pero descubrió que lo que realmente contenía era el "Sueño Estigio", el cual la invadió de inmediato. Sólo el Amor, que acudió en su ayuda, la despertó del sueño infernal sirviéndose de una de sus saetas. El grupo escultórico de Canova incluye la jarra, depositada en el suelo detrás de Psique, y la flecha.
Después de perder a su amado, Psique rogó a Venus que se lo devolviera. La diosa accedió, pero a cambio le impuso cuatro tareas. Una de ellas consistía en descender al Infierno y llevarle en una caja (o jarra) un poco de belleza de Proserpina. Una vez realizada la tarea, Psique abrió la caja con la intención de tomar para sí algo de belleza con la que recuperar su amor perdido, pero descubrió que lo que realmente contenía era el "Sueño Estigio", el cual la invadió de inmediato. Sólo el Amor, que acudió en su ayuda, la despertó del sueño infernal sirviéndose de una de sus saetas. El grupo escultórico de Canova incluye la jarra, depositada en el suelo detrás de Psique, y la flecha.
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