El día 25 estuvimos en la acrópolis de Atenas. Usé por primera vez el trípode para sacar esta fotografía, que revela cómo una de las razones principales de la desaparición del mundo antiguo fue la reutilización de los materiales de edificios anteriores y de obras de arte en general. Esto comenzaron a hacerlo ya los propios griegos antiguos, que se sirvieron de estos tambores de columnas para construir una sección de la muralla que rodea la acrópolis:
Luego bajé al teatro de Dioniso, donde esperaba fotografiar las inscripciones de los asientos de la primera fila, en los que están registrados los nombres de los sacerdotes que tenían el privilegio de ocupar esa zona de las gradas. Pero lamentablemente me encontré con la cuerda, la odiosa cuerda que veta el acceso a lo mejor de cada monumento:
Lo más que pude hacer fue estirar el cuello y obtener estas míseras tomas:
Pero cuatro días después regresé con la intención de convencer a los vigilantes. La que se encontraba sentada enfrente de la orquestra se mostró inflexible, aunque me sugirió que le pidiera permiso al αρχιφύλακας, el jefe de los vigilantes que expedía las entradas. Fui y éste le hizo una llamada para que me permitiera rebasar la cuerda. Por fin, pude tomar estas imágenes, inéditas al menos con esta resolución. Del sacerdote de Zeus Buleo y de Atenea Bulea:
y del sacerdote de Apolo Delio:
No sé lo que hubiera hecho en este viaje sin la Tarjeta de Entrada Gratuita, que en cierto modo, al menos en apariencia, te confiere la categoría de personal del Ministerio de Cultura Griego. Me la saqué el día 19 en la mítica Olimpia:
Era mostrarla en cualquier sitio y ver casi todas las puertas abiertas.
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