Tras el paseo de hoy por las calles y los museos de Munich, a uno sólo le queda lamentarse de no haber nacido en un país donde todo se hace bien, grande, espacioso y limpio, donde la gente es trabajadora, solícita y amable, no semianalfabeta, y donde el amor por el mundo clásico deja por los suelos la atención que se le presta en Italia o Grecia (no digamos ya España):
Desde que empecé el viaje, es la primera vez que me han dejado entrar gratis en museos al enseñar sólo el Carné Internacional de Profesor. En los Museos Vaticanos y en el Arqueológico de Florencia ni me hicieron la reducción que suelen hacer en otros sitios.
Dicho lo cual, gocemos:
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