El Lenguaje Del Amor
El rapto de Proserpina, de Holbeck.
Fotografía tomada en la Neue Pinakothek, Munich. Cupido blande su flecha, agarrado a la crin de uno de los cuatro caballos que tiran del carro de Plutón, en el que el dios lleva a Proserpina, la joven diosa de la que se enamoró a primera vista. Los caballos son símbolo de poder.
Relieve del siglo IV d. de C.
Fotografía tomada en el Museo de las Termas de Diocleciano, una de las sedes de los Museos Capitolinos, Roma. Aquí es Cupido el que lleva las riendas de los caballos.
Las edades del Amor, de Thorvaldsen.
Psique (el Alma) saca de una jaula varios Amores para ofrecérselos a hombres y mujeres.
Pastora con un cesto de Cupidos, de Thorvaldsen (1831).
Cada uno de los Cupidos representa un tipo de amor: el de los ojos cerrados, amor dormido; los que besan, amor activo, ardiente; el que apoya su cabeza en el brazo de la pastora, amor esperanzado; el que acaricia al perro, la constancia; el que vuela, amor fugaz. El que apenas se ve, tal vez simboliza el amor secreto.
Psique abandonada, de Gennaro Cali (1832).
Amor triunfante examinando su flecha, de Johann Scholl (1854).
Amor y Psique, de Lauritz Prior (1865).
Cupido en el Cielo, de Thorvaldsen (1828).
Imagen alegórica, en línea con otras que ya hemos comentado: Amor extiende su poder a todos los reinos y seres. El águila es símbolo de Zeus y de su reino, el Cielo. Desde la Antigüedad, el Amor es representado a veces con atributos distintos al arco y la antorcha, en este caso, el rayo.
Cupido en el Mar, de Thorvaldsen (1828).
"Cupido gobierna el Mar: con el tridente de Neptuno en su mano, monta orgullosamente un delfín sobre la cima de las olas" (Nota del Museo Thorvaldsen, Copenhague). El motivo del Amor montado a lomos de un delfín es uno de los más populares desde la Antigüedad.
"Cupido exhibe su poder sobre la Tierra agarrando firmemente la larga melena de un león con una mano y la maza de Hércules con la otra" (Nota del Museo Thorvaldsen). Por otra parte, la imagen simboliza el dominio del Amor sobre los espíritus fieros y rebeldes.
Afrodita defendiéndose de Pan, grupo escultórico hallado en Delos, siglo I a. de C.
Fotografía tomada en el Museo Arqueológico Nacional de Atenas. Ésta es una de las representaciones más paradigmáticas del Amor: Afrodita, encarnación de la femineidad, la belleza, la sensualidad y el placer, se defiende con su sandalia de Pan, dios que personifica la virilidad (caracterizada por un cuerpo musculoso), la potencia sexual masculina ilimitada, sin discriminación de objetos (se sentía atraído por diosas, muchachos y animales), es decir, la Naturaleza en estado puro (simbolizada por sus atributos animales: las patas y los cuernos de cabra). Le anima, le esclaviza, tirándole de uno de los cuernos y guiándole con la mano derecha, Eros, que revolotea por encima de los dos. La diosa protege su pubis, pero sonríe al mismo tiempo que su bestial acosador y su travieso hijo. Es el infantil juego amoroso, presidido por una atmósfera de absoluta frivolidad.
Fragmento de un skýphos, siglo V a. de C.
Zeus, que sostiene su cetro en la mano izquierda, está a punto de recibir de Eros la corona de laurel que lo proclama dios seductor y conquistador por excelencia. El hecho de que esta escena esté pintada en una copa para los banquetes no es casual: el juego del Amor se auxilia del vino, la bebida que libera los instintos primarios, por eso Eros aparece a menudo asociado al dios del desenfreno, Dioniso, como se verá a continuación.
Sileno y Eros, relieve de terracota hallado en el Lacio, siglo I d. de C.
Sileno era un dios menor del séquito de Dioniso, representado como un sátiro anciano y ebrio. Ésta es una de las pocas representaciones del dios del Amor que lo vinculan con la homosexualidad.
Ménade de Escopas.
Fotografías tomadas en la Gliptoteca de Munich. Como los silenos, las ménades pertenecían al séquito de Dioniso.
Relieve romano, copia de un original griego del siglo V a. de C.
Fotografía tomada en el Palazzo Massimo, una de las sedes de los Museos Capitolinos, Roma. Ménade danzando con una espada en la mano derecha.
Relieve romano, siglo II d. de C.
Fotografía tomada en el Museo Británico. Dos sátiros y una ménade desfilan en una procesión dionisíaca.
Relieve neoático hallado en Corinto, siglo I d. de C.
Fotografía tomada en el Museo Arqueológico de Corinto. Ménade danzando en actitud extática.
Fragmento de una caja de marfil, romano, siglo III d. de C.
Cupido danzando junto con otros acompañantes de Dioniso: el Amor es danza.
Relieve neoático hallado en el Pireo, siglo II d. de C.
Jóvenes danzando.
El nacimiento de Venus, de Alexandre Cabanel (1868).
Nebulosa de la Laguna, a unos 5.000 años luz de la Tierra.
Afrodita defendiéndose de Pan, grupo escultórico hallado en Delos, siglo I a. de C.
Fotografía tomada en el Museo Arqueológico Nacional de Atenas. Ésta es una de las representaciones más paradigmáticas del Amor: Afrodita, encarnación de la femineidad, la belleza, la sensualidad y el placer, se defiende con su sandalia de Pan, dios que personifica la virilidad (caracterizada por un cuerpo musculoso), la potencia sexual masculina ilimitada, sin discriminación de objetos (se sentía atraído por diosas, muchachos y animales), es decir, la Naturaleza en estado puro (simbolizada por sus atributos animales: las patas y los cuernos de cabra). Le anima, le esclaviza, tirándole de uno de los cuernos y guiándole con la mano derecha, Eros, que revolotea por encima de los dos. La diosa protege su pubis, pero sonríe al mismo tiempo que su bestial acosador y su travieso hijo. Es el infantil juego amoroso, presidido por una atmósfera de absoluta frivolidad.
Fragmento de un skýphos, siglo V a. de C.
Zeus, que sostiene su cetro en la mano izquierda, está a punto de recibir de Eros la corona de laurel que lo proclama dios seductor y conquistador por excelencia. El hecho de que esta escena esté pintada en una copa para los banquetes no es casual: el juego del Amor se auxilia del vino, la bebida que libera los instintos primarios, por eso Eros aparece a menudo asociado al dios del desenfreno, Dioniso, como se verá a continuación.
Sileno y Eros, relieve de terracota hallado en el Lacio, siglo I d. de C.
Sileno era un dios menor del séquito de Dioniso, representado como un sátiro anciano y ebrio. Ésta es una de las pocas representaciones del dios del Amor que lo vinculan con la homosexualidad.
Ménade de Escopas.
Fotografías tomadas en la Gliptoteca de Munich. Como los silenos, las ménades pertenecían al séquito de Dioniso.
Relieve romano, copia de un original griego del siglo V a. de C.
Fotografía tomada en el Palazzo Massimo, una de las sedes de los Museos Capitolinos, Roma. Ménade danzando con una espada en la mano derecha.
Relieve romano, siglo II d. de C.
Fotografía tomada en el Museo Británico. Dos sátiros y una ménade desfilan en una procesión dionisíaca.
Relieve neoático hallado en Corinto, siglo I d. de C.
Fotografía tomada en el Museo Arqueológico de Corinto. Ménade danzando en actitud extática.
Fragmento de una caja de marfil, romano, siglo III d. de C.
Cupido danzando junto con otros acompañantes de Dioniso: el Amor es danza.
Relieve neoático hallado en el Pireo, siglo II d. de C.
Jóvenes danzando.
El nacimiento de Venus, de Alexandre Cabanel (1868).
Nebulosa de la Laguna, a unos 5.000 años luz de la Tierra.
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