Con uno de mis colegas (el que me pasó el libro de Denis de Rougemont) hablaba de esta confusión, o mejor dicho, de esta divergencia, y él me explicaba que al llamar amor a la convivencia matrimonial, por ejemplo, se estaba intentando cuadrar un círculo, dado que el amor poco o nada tiene que ver con la rutina de una pareja.
Todo este galimatías conceptual parte de un hecho antiguo, como de costumbre, un hecho cultural y lingüístico. Los griegos llamaban ἔρως al amor pasional o de pareja, a la atracción sexual, mientras que para el amor entre amigos reservaban la raíz de φιλία y para el amor cristiano el término ἀγάπη.
He aquí una definición de amor-ἔρως:
Al apetito que, sin control de lo racional, domina ese estado de ánimo que tiende hacia lo recto, y es impulsado ciegamente hacia el goce de la belleza y… es arrastrado hacia el esplendor de los cuerpos, y llega a conseguir la victoria en este empeño, tomando el nombre de esa fuerza que le impulsa, se llama Amor.
ἡ γὰρ ἄνευ λόγου δόξης ἐπὶ τὸ ὀρθὸν ὁρμώσης κρατήσασα ἐπιθυμία πρὸς ἡδονὴν ἀχθεῖσα κάλλους, καὶ... ἐπὶ σωμάτων κάλλος ἐρρωμένως ῥωσθεῖσα νικήσασα ἀγωγῇ, ἀπ᾽ αὐτῆς τῆς ῥώμης ἐπωνυμίαν λαβοῦσα, ἔρως ἐκλήθη.
El verbo correspondiente es ἐράω "amar", "estar enamorado". Para amar en sentido fraternal o cristiano se usaban ἀγαπάω y φιλέω, como se aprecia muy bien en Juan 21:16-17
Y volvió a decirle por segunda vez: "Simón, hijo de Juan, ¿me amas?" Pedro le dijo: "Sí, Señor, tú sabes que te quiero." Le dijo por tercera vez: "Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?"
λέγει αὐτῷ πάλιν δεύτερον Σίμων Ἰωνᾶ, ἀγαπᾷς με; λέγει αὐτῷ Ναὶ Κύριε, σὺ οἶδας ὅτι φιλῶ σε. λέγει αὐτῷ τρίτον Σίμων Ἰωνᾶ, φιλεῖς με;
En cambio, los romanos empleaban en todos estos casos el sustantivo amor y el verbo amare. Amas a alguien simplemente si te cae bien, como vemos en Cicerón, Cartas a Ático 9.18.1 (después de entrevistarse con Julio César):
Creo, pues, que no le agrado
Credo igitur hunc me non amare
Y lo amas si deseas unirte sexualmente a él, como Ovidio, Amores 3.11b:
Las lenguas modernas de Occidente han heredado de la cultura latina antigua y medieval esta anfibología: amar, amare, aimer, love, lieben... Y ya no podemos librarnos de los diálogos de sordos, como no podemos librarnos del Amor.
Hay un libro sobre este tema: Edith Fischer, Amor und Eros: eine Untersuchung des Wortfeldes "Liebe" im Lateinischen und Griechischen, 1973 ("Amor y Eros: un análisis del campo semántico del amor en latín y griego").
No hay comentarios:
Publicar un comentario